EL MUSEO DEL PRADO ABRE LOS HOMENAJES A GOYA EN EL 250 ANIVERSARIO
Una exposición antológica de Francisco de Goya, resumen de su vida y el proceso creativo de sus pinceles, abrió en el Museo del Prado de Madrid los homenajes a uno de los más geniales pintores españoles, en vísperas del 250 aniversario de su nacimiento.
Un total de 170 lienzos, cuarenta y dos procedentes de museos de Europa y América, integraron la exposición con la que la pinacoteca madrileña inauguró, con la presencia de los Reyes de España, las celebraciones del "año Goya", presentadas como el acontecimiento cultural español "más importante" de 1996.
El Museo del Prado, que posee la mayor colección de obras del artista, nacido en 1746 en Fuendetodos, localidad próxima a Zaragoza, ha colgado para la ocasión los cartones más lucidos que Goya pintó por encargo de la Real Fábrica de Tapices de Madrid, ciudad a la que llegó casi con 30 años en busca de éxito y fortuna.
Las costumbres de la época quedan reflejadas en sus primeros trabajos para la Corte madrileña, para la que trabajó como pintor de Cámara del rey Carlos IV.
Los retratos de los reyes Carlos III, Carlos IV o Fernando VII, junto con otros de personajes de la época y de la Corte, como el dedicado a la Condesa de Chinchón, conducían al visitante a través de un periodo de la historia del que Goya fue intérprete excepcional.
Mientras pintó a reyes, duques y notables, liberado cada vez más de cualquier academicismo, fue aficionándose al trabajo con el tórculo, de donde salen sus aguafuertes y aguatintas en forma de "Caprichos", que pudieron apreciarse en la Biblioteca Nacional de Madrid, entre junio a septiembre.
También se expuso otra de sus insuperables colecciones de grabados, "Desastres de la guerra", donde transmite horror, crueldad y locura, y la serie "Disparates", que evidencia la tormenta interior de un artista muy a menudo iracundo.
La cantidad de géneros que abarcó y su dominio de las distintas técnicas llevan a los expertos a señalar a Goya como un artista genial, pilar de la pintura española y figura de capital importancia en el planteamiento del arte moderno mundial.
Los a├▒os convulsos que marcan el inicio del siglo XIX le proporcionaron una cantera de motivos para sus trabajos siguientes.
La invasión francesa y la Guerra de la Independencia afectaron profundamente al pintor y quedaron reflejadas en sus lienzos "El 2 de mayo" y "El 3 de mayo", incluidos en la exposición del Prado, cuando los óleos dejarán paso a una colección de dibujos.
El aislamiento producido por su sordera y el trágico mundo que veía alrededor, determinaron la última fase de la producción de Goya, pesimista, tenebrosa y alucinante.
De esa época son las pinturas negras, consideradas por algunos expertos como la cima de su producción y a las que el Prado dedica una especial atención.
Cuando ya casi octogenario se refugia en la ciudad francesa de Burdeos, la ciudad que le vio morir en 1828, la litografía es la técnica que le permite sacar a luz nuevas estampas dedicadas a la fiesta de los toros, que ya había inmortalizado en la serie de grabados "La tauromaquia".
Las corridas, captadas por Goya también en numerosos lienzos, se convierten en el marco de la opereta "La maja de Goya", editada ya en disco compacto y sería representada en otoño.
Según el libreto de la obra, la duquesa de Alba (los expertos se preguntan todavía si fue la modelo de los lienzos "La maja desnuda" y "La maja vestida") y Goya se desafían públicamente en el primer encuentro amoroso sobre el que se han escrito miles de páginas.
El pintor subió también a los escenarios de la mano de la compañía de teatro "El temple", que el próximo día 30 estrenó en Zaragoza una obra sobre su vida y cuyo montaje fue solicitado por varios países de América Latina.
La exposición de El Prado, "Goya 1748-1828", reunió 42 obras del artista aragonés procedentes de museos y colecciones privadas nacionales y extranjeras, muchas de las cuales nunca habían sido prestadas a España.
Cuadros como "las majas en el balcón", hoy en una colección privada suiza; "Luis María de Cistué", de la colección de Pierre Bergé e Yves Saint Laurent; "Tadeo Bravo de Rivero", del Brooklyn Museum de Nueva York, o el retrato de la señora "Sabasa García", de la National Gallery of Art de Washington, volvieron a Madrid por primera vez desde que salieron hacia el extranjero.
El Museo habilit├│ para la exposici├│n (la mayor realizada hasta la fecha de este pintor) una zona de la segunda planta en la que normalmente se exhibe la colecci├│n de Goya, a la que se han a├▒adido algunas salas adyacentes, entre ellas la que presentaba la pintura espa├▒ola del XVII.
También se desplazaron al segundo piso las "pinturas negras" expuestas normalmente en la primera planta, tratando de conservar la ubicación que tenían en la Quinta del Sordo.
Juan de Luna, comisario de la exposición, precisó que a través del recorrido se puede conocer la evolución biográfica del artista, sus distintas fases estéticas y el modo en el que entendió la historia de España desde 1775, año en que inició sus trabajos en la Corte de Madrid hasta 1827, un año antes de su muerte en que pintó "La lechera de Burdeos".
El itinerario se iniciaba con los cartones realizados por Goya por encargo de la Real Fábrica de Tapices, tres de los cuales habían sido traídos de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Se trataba de "El niño del carnero", del Institute of Art de Chicago, "Los niños del carretón", del Museum of Art de Toledo en Ohio, y "El Médico", de la National Gallery of Scotland de Edimburgo.
A continuación se entraba en una sala dedicada a los retratos reales (Carlos III, Carlos IV, la reina María Luisa, Fernado VII) junto a los cuales se hallaban situados los de personajes destacados de la Corte como Luis de Borbón, Príncipe de Parma, la Marquesa de Villafranca, la Condesa de Chinchón o la Marquesa de Lazán.
Seguían los cuadros históricos, de los que son un ejemplo "Los fusilamientos del tres de mayo" y "La carga de los mamelucos" y, a continuación, estaba agrupada la pintura religiosa, dentro de la cual destacaba "La última comunión de San José de Calasanz", propiedad de los Padres Escolapios de Madrid.
En otra sala fueron colgadas las naturalezas muertas, de las que tres llegaron de Estados Unidos (Museum of Fine Arts de Houston, Meadows Museum de Dallas y una colecci├│n particular de Nueva York).
Al final del recorrido, el visitante podía contemplar una pequeña joya "La suerte de varas", pintada en 1924, procedente del Museo J.Paul Getty de Malibú, junto con el retrato de Juan Bautista Muguiro (1927) y la ya mencionada "Lechera de Burdeos", ambos propiedad de El Prado.
